“Quiero una web”. Después de un periodo de crisis en el que se han recortado multitud de gastos e inversiones, este 2017 vuelve a poner, como principal interés, la digitalización de las empresas, principalmente pymes que llegan tarde al tren tecnológico.
Muchas piensan que tener una web les va a generar más ingresos, les va a ayudar a una comunicación más fluida (tanto interna como externa), una mejor relación con el cliente, incrementar el valor de la marca… Y puede que sea así, pero además, también me expone, necesito una coherencia al comunicar, saber qué decir, cómo y cuándo, tener bien solucionados mis procesos internos…
Tener nuevas entradas de clientes que nunca antes he gestionado puede ser el principio de mi fin, y un germen de criticas cuando lo hago mal.
Partimos de la base de que hoy día lo digital es un commodity, y la tecnología también. No es diferenciable en sí misma, aunque sí su uso. El éxito de muchos negocios de hoy en día se basan en desarrollos que no se tangibilizan ni se perciben, que ofrecen un servicio por el que la gente se conecta, se divierte, trabaja, pero que, “si no es ésta solución será esta otra”, y así podemos cambiar de servidores, de plataformas de CRM o Marketing Automation, implementar o adquirir licencias o esperar a que llegue la opción definitiva… si llega.
Ahora bien, el verdadero cambio viene dado cuando me planteo lanzar la web. Si estás bien aconsejado, te dirán que “alto”, que a dónde vas, que planifiques primero. No ya los objetivos de comunicación, las keywords a utilizar, la estructura de la web, sino qué es lo que se va a mostrar, desde un punto de vista inconsciente, al usuario.
Probablemente, si no tengo bien estructurados los procesos en mi empresa, los mostraré en mi web mal estructurados también. Si mi gestión de clientes es errónea, me pasará lo mismo sobre los que me entren por web. Si mis herramientas de gestión están mal planteadas, se me agudizará el problema con el nuevo negocio que mi estrategia digital me traiga, etc.
Una web, red social, blog… son ventanas abierta de mi empresa, donde mostraré lo bueno y lo malo también, que tengo. Pero claro, actuemos sobre lo malo primero. Una estrategia digital me debería llevar a un cambio de mi gestión interna. Consensuar una política de precios que mostrar, una política de relación con el cliente que implementar, una solución única de facturación, una comunicación coherente con todas las líneas de negocio…
Lo mismo la digitalización no me hace falta, y sólo requiero de un par de herramientas bien implantadas, una web meramente transaccional o un chatbot interno de empleados. Lo mismo no necesito nuevas ventas o nuevos clientes, sino optimizar a los que ya tengo con algún programa de fidelización, una buena segmentación y sentido común en la relación con ellos. Lo mismo mi problema viene de una mala gestión de stock. Lo mismo mis problemas vienen por una deficiente calendarización de actos y eventos. Lo mismo… y la solución no es el digital.
Mirémonos primero internamente, qué deficiencias tengo, que gestión realizamos, cómo abordamos los problemas, cuáles son nuestros puntos débiles y démosles una solución desde dentro, antes de lanzarlos fuera. Lo mismo la imagen digital es la contraria a la que yo quería dar.
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